Cuando un técnico visita un domicilio para diagnosticar un malfuncionamiento o avería, el objetivo final siempre es poner en funcionamiento la instalación, aunque lo fundamental es encontrar qué es lo que no está funcionando como debería.

Existen multitud de casos en los que, a pesar de realizar la diagnosis y ubicar el problema, no se puede arreglar en el momento. Sin embargo, el técnico ha realizado su trabajo, aportando su conocimiento al cliente, quién a partir de ese momento será informado de qué procedimiento se debe seguir para reparar. Por tanto, sí, todas las visitas se cobran.